Uno de los días más bellos que una persona puede tener en la actualidad es el día en el que la fibra óptica llega a su hogar. Acabar con el yugo del ADSL y entrar en la era de la alta velocidad es clave en los últimos años, donde los archivos multimedia ocupan cada vez más, así como también aumenta el número de dispositivos que tenemos en el hogar (unos 7 de media por hogar)

En la actualidad, la fibra óptica y el 4G+ alcanzan la misma velocidad máxima: 300 Mbps (aunque ya estamos empezando a ver conexiones de 500 Mbps como en el caso de Orange o los 1 Gbps de Adamo).  Si la velocidad de una y otra son iguales, ¿por qué es preferible utilizar fibra? Vamos a analizarlo en detalle.

Desplegar fibra es algo realmente costoso. Hay que desplegar cientos de miles de kilómetros de cable de fibra óptica para este tipo de servicio, a lo cual se le une el coste de levantar las calles para pasarlo en el caso de que no haya conductos adecuados para ello. Google Fiber es el ejemplo más claro de esto. El coste del despliegue le ha obligado a paralizarlo por completo (unos 800 o 1.000 dólares por hogar), y a plantearse desplegar redes de alta velocidad a través de antenas. Estas antenas, con la llegada del 5G, conseguirán velocidades de varios Gbps.

De hecho, hay algunos operadores a nivel internacional (en Estados Unidos sobre todo) que se están planteando si es realmente necesario desplegar redes de fibra óptica hasta el hogar, estando las redes inalámbricas de 1 Gbps o superior a la vuelta de la esquina en el año 2020. Más velocidad y sin tener que cavar zanjas ni levantar aceras para meter cableado.

Incluso hay quien va más allá, y planea ofrecer Internet desde el espacio, como SpaceX. La compañía espacial de Elon Musk planea crear una constelación de más de 4.000 satélites para ofrecer cobertura a todo el mundo con velocidades superiores a 1 Gbps y con latencias inferiores a 30 ms. Y también en 2020.

Entonces, ¿por qué se sigue desplegando fibra óptica?

La fibra óptica sigue y seguirá siendo la mejor opción por varios motivos. El primero es su estabilidad. Si tienes contratada fibra de 300 Mbps, te va a llegar a casa esa velocidad. El segundo es su baja latencia de hasta 1 ms, prácticamente instantáneo, y que en un territorio nacional como es España no suele ser superior a 5 ms. El tercero es su escalabilidad.

En 2018 (o incluso antes) vamos a empezar a ver despliegue de redes de 1 Gbps. El tema es que para ello no será necesario desplegar nuevo cableado, por lo que la transición será mucho más rápida y sencilla, similar a la que ocurrió al pasar de 100 Mbps a 300 Mbps en el caso de la fibra de Movistar. Es una visión a largo plazo y pensar que el mismo cable de fibra va a poder llevar señales de 300 Mbps en 2016, 1 Gbps en 2018, y quien sabe cuándo llegarán los 10 Gbps (¿2025?). Con hacer pequeños cambios en las centrales, miles de hogares podrán disfrutar de manera inmediata de las nuevas velocidades, sin importar problemas de cobertura o frecuencias como los que solemos encontrar con las conexiones móviles inalámbricas.